Vă oferim mai jos câteva ecouri în limba spaniolă ale cărții „Călătorii și literatură/ Călătorii în literatură” de Rodica Grigore (Editura Casa Cărții de Știință, Cluj-Napoca, 2025).
⁎ Versiunea în limba spaniolă a introducerii volumului „Călătorii și literatură/ Călătorii în literatură” de Rodica Grigore, inclusă în numărul din 24 februarie 2025 al revistei „Letralia, Tierra de Letras”, una dintre cele mai prestigioase și longevive publicații culturale latino-americane online, editată neîntrerupt din anul 1996 de Jorge Gómez Jiménez, poet și eseist venezuelean.
Introducción al libro „Viajes y literatura/ Viajes en literatura” de Rodica Grigore (fragmento)
„La literatura latinoamericana (no solamente la del siglo XX) incluye numerosas formas y representaciones de viajes; además, la experiencia de los protagonistas de esta experiencia de descubrir tierras o mundos desconocidos se duplica con la de los propios autores. Así, en un interesante proceso de reflejo mutuo, los escritores repiten, a nivel simbólico, los viajes que realizan sus personajes (viajes que tampoco quedan en el nivel de una experiencia estrictamente física), y al final de esta empresa adquirirán no sólo la plena conciencia del propio talento, sino también la de la gran literatura. Los viajes literarios lo prepararán, por tanto, en el camino hacia la literatura, demostrando también su originalidad.
Los escritores que consideraremos a lo largo de este libro (José Eustasio Rivera, Ricardo Güiraldes, Juan Carlos Onetti, Jorge Amado y Álvaro Mutis) pasan por esta experiencia, y los protagonistas de sus novelas (el poeta Arturo Cova de La vorágine, el joven gaucho Fabio Cáceres de Don Segundo Sombra, el creador de universos ficticios Juan María Brausen de La vida breve, Gabriela hecha “de claveles y canela” de la novela del mismo título, Pedro Archanjo de La tienda de los milagros, o Maqroll el Gaviero de La nieve del almirante o Un bel morir) viajan por todo el mundo, atravesando la selva amazónica, la pampa argentina, el árido sertão brasileño, los mares y ríos tormentosos o las grandes ciudades del continente, pero el destino estará, para todos, más allá de los caminos, las peregrinaciones, esfuerzos y planes o sueños audaces: su alma. Cada uno llegará a conocerse completamente, a comprender su valor, pero también a asumir sus vulnerabilidades; de esta manera, sus creadores van a encontrar la forma más adecuada de valorizar plenamente su talento e individualidad.
Hasta principios de los años 60 del siglo pasado, la novela latinoamericana era considerada una forma literaria más bien marginal, pero con la afirmación de la generación del Boom y especialmente después del inmenso éxito que gozaron los grandes representantes del realismo mágico (Alejo Carpentier, Juan Rulfo, Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez), la narrativa de este espacio cultural comenzó a ser evaluada de una manera más coherente, incluso la creación de unos escritores que se habían adherido a la estética moderna, los que marcaron la primera mitad del siglo XX, como Rivera, Güiraldes e Onetti. Sin embargo, en el caso de algunos de ellos, estudios críticos muestran el prejuicio de su pertenencia a la “espiritualidad regionalista” o de su cercanía al modelo de la “novela telúrica” que caracteriza la literatura tradicionalista. Esta opinión, así como otras ideas preconcebidas relacionadas, estaban determinadas por ciertos temas e imágenes que los autores incluyeron en sus creaciones, sólo que ellos siempre las han tratado de un modo original, demostrando la modernidad de las perspectivas (y de los puntos de vista), la sutileza de la visión y el arte narrativo centrados en el gran tema del viaje, que reflejará simbólicamente el camino que los De este modo, resulta que el regionalismo no debe verse como una deficiencia de contenido, sino como la forma que ellos encontraron para expresar las particularidades de un universo cultural completamente separado, pero también los vínculos sustanciales que lo unen. La literatura latinoamericana se ha mantenido, a lo largo del tiempo, en contacto con los elementos verdaderamente significativos del Nuevo Mundo, así que algunos especialistas (Jean Franco, en primer lugar) han subrayado que la profunda originalidad de esta literatura reside principalmente en la fórmula regionalista, siendo los elementos telúricos su “característica distintiva”. De este modo, la novela “gauchesca” o la prosa “criollista” deben ser miradas con toda atención y releídas desde esta perspectiva, porque toda la literatura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX se fundamenta precisamente en la estética de los “signos de la tierra”, con los que los pueblos de esta parte del mundo siempre han tenido un profundo contacto, aspecto señalado desde los escritos del gran geógrafo e investigador Alejandro von Humboldt, uno de los primeros europeos que lograron captar, durante el siglo XIX, la complejidad de un universo humano y natural verdaderamente único.
Precisamente por eso es necesaria una reevaluación de las grandes novelas latinoamericanas de la primera mitad del siglo pasado, pero también de otras creaciones que continuaron utilizando fórmulas aparentemente obsoletas hasta la era gloriosa del realismo mágico (quizás el ejemplo de Álvaro Mutis es el más relevante). En estas creaciones —ya sea obra de Rivera, Güiraldes o Amado—la realidad es presentada a través de los elementos propios del espacio de donde provienen los autores (selva, pampa, sertão), pero en cada caso el “contrato mimético” es sistemáticamente cuestionado y continuamente reinterpretado, de modo que las novelas La vorágine o Don Segundo Sombra representarán no sólo el esfuerzo de sus creadores por “fotografiar” el mundo que mejor conocían, pero principalmente para dar expresión personal a las fórmulas expresivas de la modernidad. De este modo, la propia historia será reevaluada aunque sea indirectamente, y el regionalismo que a muchos les parecía muy difícil de conciliar con el espíritu de la nueva era (una era de la velocidad, de transformaciones estéticas muy profundas, de la afirmación del espíritu nacional por parte de los Estados latinoamericanos que habían proclamado su independencia —pero también la época de las guerras mundiales) se convertirá en la expresión de una amalgama de preocupaciones y orientaciones, lo que, finalmente, configurará el perfil específico de la literatura del continente latinoamericano.
Utilizando el modelo de Cervantes, cuyo Don Quijote ha ejercido una grande influencia en toda la literatura del continente desde el siglo XVII, pasando por la experiencia de la novela picaresca y del Bildungsroman, los grandes escritores del continente han imaginado, especialmente durante el último siglo, ficciones destinadas a resaltar los viajes de algunos personajes representativos de este universo humano tan complejo, pero también la difícil experiencia personal, en busca de la forma más adecuada de expresar su originalidad y una muy particular identidad transcontinental. Largos caminos llenos de desafíos, iniciaciones difíciles, plasmadas en creaciones experimentales, simbólicas o especulares, todo ello fue puesto bajo el signo de los viajes emprendidos tanto por personajes como por escritores, en un intento de conocerse hasta el final, porque sólo de esta manera, y sólo después de alcanzar este umbral, el texto podrá plasmarse en el papel y la historia podrá llevarse hasta el final. Prueba de que Mallarmé tenía razón cuando decía que el mundo sólo existe para acabar en un libro.”
(Sursa: https://letralia.com/sala-de-ensayo/2025/02/24/viajes-literatura/)
⁎ Fragment din cronica semnată de José María Piñeiro, publicată pe blogul cultural „Empireuma” (Alicante, Spania), despre cartea Rodicăi Grigore „Călătorii și literatură/ Călătorii în literatură”
„El trabajo de Rodica Grigore se centra en las obras de Guiraldes, Álvaro Mutis, el brasileño Jorge Amado, Onetti y Eustasio Rivera.
Casi podríamos decir que nos movemos en terreno tautológico, pues las obras viajeras de estos autores pertenecen al imaginario que progresivamente se iría desplegando de un continente descubierto gracias a la empresa aventurera de los viajes. El Renacimiento no sólo supuso un renacer espiritual y cultural: lo fue también desde el punto de vista geográfico y de un modo tan significativo que inicia, entre las cosas referidas, la Modernidad. La historia experimenta un viraje total, los horizontes espaciales se multiplican, y el Nuevo Mundo supondrá riquezas y audacias civilizatorias, nuevas aportaciones legales para articular y gobernar los nacientes territorios. La “universalidad” adquirirá carta de naturaleza real, será algo más que una noble aspiración o comprensión teórica.
Rodica Grigore, al prestar su atención docente a estas literaturas, no deja de recordarnos en qué mundo vivimos, lo que supone la diversidad real de la modernidad: la presencia o identidad de una serie de territorios históricamente nuevos, que implican espacios simbólicos propios, formas específicas de sentir e imaginar. Actualmente, experimentamos el mayor fenómeno comunicativo interplanetario a través de las redes. La literatura sí supone un viaje, el más sustancial, a nuestros orígenes, a nuestro futuro.
Agradecemos de veras a la profesora Rodica Grigore esta incursión en el mundo hispano desde la perspectiva de la literatura de viajes. Recordar los contextos en los que las literaturas florecen y considerar el mensaje de tales literaturas, nos recuerda a su vez lo que no debemos descuidar con respecto a nuestra memoria común de habitantes de un planeta diferente al tiempo que globalizado.”
Sursa: http://empireuma.blogspot.com/ (18 de febrero de 2025)
Scrie un comentariu